domingo, 4 de mayo de 2008

¿Amanece?,¿anochece?.


He visto amanecer muchas mañanas y la espera a veces te sorprende, pues los primeros rayos, después de la aurora, no se anuncian con ruido. Cuando casi no se espera, atraviesa la infinita distancia un haz de luz que se clava en la mirada, y el inmenso horizonte comienza a revelar sus reflejos ante el impacto del sol.
También veo atardecer, y es serena la espera pues sabemos que sobrevendrá la noche y su velo de sueño.
Pero hay un momento en ambos pasos que si los detenemos en su trayectoria no los sabríamos reconocer. ¿Amanece?, ¿anochece?.

Tal parece suceder cuando el “sol de la civilización” está en la línea media del horizonte. ¿Hacia donde vamos?. ¿son los colores vivos de ideales y utopías reclamados, señal de un nuevo amanecer de tiempos mejores?, ¿o es su brillo ante la presentida noche, que en la nostalgia eleva un último canto y se presta el sueño y al misterio, mientras su helado manto se apresura a ocupar su trono entre los hombres…?
Solo el hombre sabe apresar el sol en su farola, para alumbrar la oscura noche.

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