jueves, 17 de abril de 2008

Tener objetivos


Todos sabemos que si queremos tener éxito en aquello que acometemos necesitamos planificar para lograr nuestras metas. Lo contrario es ir a la deriva de los acontecimientos y la vida. El proponernos diferentes objetivos a alcanzar nos permite tener una ruta a seguir y una línea de esfuerzo.

He encontrado una definición sumamente sencilla pero sugerente, de lo que es un objetivo, y que me ha llevado a algunas reflexiones:
“Un objetivo es un acontecimiento querido anticipadamente y que nos proponemos que suceda”
“Sin objetivos jamás podríamos determinar el sentido de nuestra acción”

Esto lo podemos trasladar al terreno de nuestra actitud vital.

Ciertamente que en la vida podemos diferenciar entre esas dos actitudes: el dejarse llevar y vivir sin sentido, y el tener un proyecto de vida, tener objetivos a conseguir.

No estaría demás preguntarnos si, más allá de la supervivencia, nos proponemos algunos logros, si somos el fruto de lo que hemos soñado o simplemente un resultado de lo que otros han planificado para nosotros.

Cuando nuestros objetivos tienen una doble vertiente, con respecto a uno mismo y con respecto al mundo que nos rodea y sus circunstancias, la vida nos aporta una sana tensión vital que nos aleja de las miasmas de la depresión y la abulia, (tan típicas de las sociedades occidentales) poniendo en nuestras manos las riendas de su conducción.
Nos lleva a comenzar a pensar y no a que otros piensen por nosotros, a sentir y no ha reaccionar, a ser actores y no espectadores de nuestra vida.
Una buena formula podría ser: saber elegir lo posible mejor, imaginarlo, desearlo y trabajar por ello.

Esta es una buena pregunta para hacernos de vez en cuando:
¿Cómo quiero ser?
¿Cómo quiero que sean las situaciones?

1 comentario:

Anónimo dijo...

gracias me ha servido para un trabajo de filosofía